La
Reserva Forestal del norte Thomas Van Der Hammen constituye lo que será el
segundo gran pulmón de la ciudad después de los Cerros Orientales y una joya
ambiental para el mundo entero ya que contribuye a la conservación de la
estructura ecológica principal de la capital. Cuenta con un sistema
geomorfológico planteado por Van Der Hammen sobre el cual se desarrollan los
suelos y se encuentra dividido en cinco sectores: montaña, piedemonte,
humedales, altiplanicie y valle inundable. Cada uno de estos subsistemas se
integra en un sistema que funciona de manera armónica en relación con el agua.
La
fuente primaria es el agua lluvia que cae con mayor intensidad sobre los cerros
en este área donde las condiciones hidroclimatológicas son más húmedas que en
el resto de la Sabana; el agua se infiltra hacia los acuíferos en los cerros y
circula dentro de los suelos profundos del piedemonte, alimentando en este
sector el sistema subterráneo a través de los depósitos hacia la
altiplanicie. Las corrientes de aguas superficiales forman las quebradas
que junto con la escorrentía sub superficial alimentan el humedal
Torca-Guaymaral.
Esta
Reserva fue declarada por la Corporación Autónoma Regional Cundinamarca -CAR-
por medio del Acuerdo 011 del 19 de julio de 2011; once años después de que el
Ministerio del Medio Ambiente, ordenara en el año 2000 la restauración de una
Reserva Forestal Regional que garantizara la conectividad entre los ecosistemas
de la Reserva Forestal Protectora de los Cerros Orientales de Bogotá, el Valle
Aluvial del Río Bogotá y el Cerro de Manjuy.
El
objetivo principal es la protección, mantenimiento, recuperación de la
cobertura vegetal y de los pequeños relictos de bosques y humedales e impedir
la conurbación de la ciudad de Bogotá con los municipios Chía y Cota. La
Reserva se encuentra localizada en el Borde Norte de Bogotá-Colombia.
El
territorio de la Reserva Forestal Regional Productora del Norte de Bogotá, D.
C., “Thomas van der Hammen” es una construcción social e histórica, que
requiere de acciones colectivas para consolidar sus bases, defender y preservar
la vida existente pues es inaplazable preservar los valores ecológicos,
sociales, arqueológicos y culturales existentes en la Reserva porque constituye
un Patrimonio Natural de la Ciudad que permite la conectividad ecológica como
parte integral de la Estructura Ecológica Principal de Bogotá.
Fuente: https://thomasvanderhammen.wordpress.com/
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